En la estación me encontré con un ex-compañero al que hacía tiempo que no veía e hicimos el viaje juntos en tren, con lo que el trayecto se hizo mucho más ameno. Cuando nos separamos fui a la agencia de trabajo a entregar unos papeles y enseguida me puse a mirar ropa. Tenía un objetivo: una trenka bonita (y barata) para poder jubilar mi abrigo actual.
Por desgracia el Black Friday acabó muy rápido para mi. Cuando estaba ojeando en una de las tiendas, a la que me dí cuenta, estaba tirada en el suelo y la dependienta ya estaba llamando a la ambulancia. De la vergüenza que pasé, cuando recuperé fuerzas me volví de nuevo para casa.
Menudo desastre.
Eso sí, no me vine con las manos vacías. Acabé haciéndome con este vestido de Pull and Bear.
¡Es mi primer vestido de noche/fiesta!
La verdad es que hasta el año pasado no me había puesto un vestido (por voluntad propia). Los complejos siempre me lo han impedido. Pero desde que empecé a coger peso que me siento mejor conmigo misma y ahora no le hago ascos a los vestidos ni a las faldas.
¡No veo el momento de estrenarlo!
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